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Autor: Blog de la comunidad

La Navidad mexicana: generosa amalgama

Publicado el 07 de Diciembre de 2018 a las 1:14p.m.

A la llegada de los españoles ya estaba bien arraigada la tradición de festejar a Huitzilopochtli en el décimo quinto y último mes del calendario azteca...

En la mayoría de las culturas del mundo se celebraba el solsticio de invierno como el reinicio de todo, de la naturaleza, del campo, del cielo, pues en esa fecha, el sol vuelve a iniciar su trayecto por el horizonte después de una pausa.


Huitzilopochtli, dios del Sol y de la guerra, principal deidad mexica.

La cultura azteca no era la excepción. A la llegada de los españoles ya estaba bien arraigada la tradición de festejar a Huitzilopochtli en el décimo quinto y último mes del calendario azteca, el Panquetzaliztli, durante el cual los festejos no cesaban en los 20 días de duración de este mes del calendario azteca. La llamaban también la fiesta grande.

Estas celebraciones del solsticio coincidían con la Navidad cristiana, por lo mismo, no fue demasiado difícil para los frailes españoles hacer una especie de treta y convencer a los indígenas de orientar esas festividades a la adoración de otro dios.


Fray Pedro de Gante

La primera navidad de la cual existe documentación tuvo lugar en 1526. El misionero Fray Pedro de Gante le escribió al Rey Carlos V contándole que habían modificado las celebraciones de los indígenas de la Nueva España.

De Gante le contó al rey que, tras dedicar buen tiempo a aprender y asimilar la lengua náhuatl y las costumbres indígenas, introdujeron la Navidad en el proceso de evangelización. ¿Cómo hicieron el tránsito de las costumbres indígenas a los ritos cristianos? Al parecer no fue muy difícil: mantuvieron la música de los cantos indígenas pero les cambiaron la letra convirtiéndolos en alabanzas al dios cristiano.

Y como un rasgo más de la buena voluntad de los misioneros, Fray Pedro de Gante le cuenta al rey cómo incluyeron a los niños en la celebración disfrazándolos de ángeles y que también pintaron las mantas que acostumbraban vestir los mexicas con motivos relacionados con la navidad.[1]

De esta manera inició en nuestras tierras esta generosa amalgama de ritos y tradiciones que hoy conocemos como Navidad. Pero esa no fue la única importación cultural, si bien, probablemente esta fue la más violenta en tanto que involuntaria.

En la Navidad de 1864 llegó a México otro de los símbolos navideños a los que hoy se les da mayor importancia: el árbol de Navidad.

En el periodo de 1864 a 1867 se vivió en nuestro país uno de los pasajes más complejos de la historia: el Segundo Imperio Mexicano. Maximiliano de Habsburgo y su esposa Carlota Archiduquesa de Austria arribaron al puerto de Veracruz en 1864 para encabezar lo que sería llamado el Segundo Imperio Mexicano.

Aunque este período tuvo muchas otras implicaciones históricas, vamos a volver la mirada a la quizá menor de sus aportaciones a la cultura nacional. Por aquellas fechas se había popularizado en Europa el uso del árbol de Navidad, debido a una fotografía que circuló en el mundo, en la cual, la reina Victoria y su esposo celebraban la Navidad en Inglaterra acompañados por un formidable árbol adornado para las fiestas.

La moda se extendió en el viejo continente, por eso Maximiliano y Carlota colocaron el primer árbol de Navidad que se conoció en México. A la caída del Segundo Imperio, la costumbre se desechó, pero no pasó mucho tiempo antes de que se retomara, esta vez porque la moda se arraigó en Estados Unidos y desde ahí, hicimos una segunda importación de este ícono.

Las luces y los fuegos artificiales navideños también tienen origen en el período prehispánico. Fray Toribio de Benavente, mejor conocido como Motolinía, en sus crónicas, describió la tradición de los fuegos así: “La noche de Navidad ponen muchas lumbres en los patios de las iglesias y en los terrados de las casas. Y como son muchas las azoteas,parece de noche un cielo estrellado; y generalmente cantan y tañen atabales y campanas”.[2]

De este modo, se mezclaron costumbres, ideas, tendencias de la moda y religiones para darle forma a la Navidad mexicana. Pero no podemos dejar de mencionar que lo propio de nuestro suelo es omnipresente en esta noche del año, en la cual comemos el tradicional guajolote bañado en mole hecho de varios chiles y chocolate; de más está decir que las aportaciones propiamente mexicanas a las fiestas navideñas se extienden hasta 2 de febrero con los tamales y el atole.



[1] https://www.bbc.com/mundo/noticias/2010/12/101206_navidad_tradiciones_america_latina_amab

[2] https://www.chilango.com/general/asi-era-la-navidad-azteca/

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