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Entrevista a Andreas Schleicher Nos fijamos en las habilidades que son importantes para el éxito de las personas y nos aseguramos de que esto es apropiado para los 80 países que forman parte de PISA. La tecnología siempre puede mejorar una buena enseñanza, pero no puede sustituir a una mala enseñanza. Poner a la tecnología por encima de la enseñanza tradicional no va a mejorar la enseñanza tradicional.

Publicado el 25 de Mayo de 2016 a las 11:13a.m.

Cómo PISA está cambiando para reflejar las necesidades y aptitudes de la fuerza laboral del siglo XXI

Se aplicaron por primera vez en el 2000 para evaluar la calidad de los sistemas educativos en todo el mundo, PISA (abreviatura de Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos) está experimentando actualmente cambios significativos.

La prueba aplicada cada tres años a estudiantes de 15 años ya no hace preguntas acerca de matemáticas, lectura y ciencias. En la última iteración en 2015, los aspectos cubiertos eran colaboración orientada a resolver problemas, habilidades sociales e incluso el bienestar psicológico.

Los cambios comenzaron antes del examen de 2012, después de que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) reconoció que las evaluaciones tradicionales de opción múltiple relacionadas con las materias académicas tradicionales ya no eran suficientes en la preparación de los estudiantes para tener éxito en la economía del siglo XXI. Pero los encargados de formular la prueba tuvieron que resolver primero esta cuestión: ¿cómo puede crearse un examen con un estándar, pero con medidas significativas para casi 80 países? ¿Cómo podemos decidir qué se debe medir?

Andreas Schleicher, titular de la Dirección de Educación y Habilidades en la OCDE, cree que tiene las respuestas. "Examinamos con mucho cuidado la forma en que el mundo y las habilidades que necesitan las personas están cambiando y luego tratamos de reflejarlo en nuestra medida", dice el estadístico alemán que ha estado involucrado con PISA desde su comienzo.

Desde su perspectiva, resolución cooperativa de problemas (CPS, por sus siglas en inglés) es una habilidad que es importante, independientemente de donde uno reside. Después de un piloto en el año 2012, la prueba PISA incluye una sección CPS obligatoria en 2015, que todos los estudiantes tomaron junto con las matemáticas, lectura y ciencias.

"No estamos haciendo esto solo porque pensamos que es interesante, sino porque vemos que ese tipo de habilidad juega un papel cada vez más importante para el éxito en nuestra sociedad", dice Schleicher. Con el fin de evaluar cómo los estudiantes colaboran, la OCDE desarrolló un examen en el cual los estudiantes utilizan una herramienta de chat para hablar con los miembros del equipo y resolver un problema juntos.

Por ejemplo, el escenario puede implicar acoger un grupo de estudiantes internacionales en su escuela y la organización de un viaje a un lugar atractivo en la ciudad. Los estudiantes tendrán que considerar las horas de apertura de los diferentes lugares, la distancia y los costos para optimizar el evento.

En entrevista con EdSurge, Schleicher habla de cómo ha ido evolucionando PISA. Defiende la importancia de las evaluaciones y describe el uso de la tecnología en la educación como algo con un gran potencial, pero aún lleno de falsas esperanzas. "Poner a la tecnología por encima de la enseñanza tradicional no va a mejorar la enseñanza tradicional. En muchos países la tecnología está empeorando resultados, no mejorándolos".

Q: Cuando la OCDE utiliza PISA para medir ciertas habilidades, está enviando un mensaje claro de lo que es importante y de lo que los niños deben aprender. ¿Cómo se decide qué habilidades son importantes y cómo deben medirse? ¿Cómo se decide revisar esas habilidades?

Schleicher: Muchas de las habilidades en que las escuelas han hecho tradicionalmente hincapié -memorizar cosas y luego recordarlas- son cada vez menos y menos importantes para el éxito de las personas. Por el contrario, el pensamiento creativo, resolución colaborativa de problemas y habilidades sociales son cada vez más importantes.

Por ejemplo, sabemos que es importante que la gente colabore, compita, conecte y trabaje en conjunto. En 2015, en el último informe PISA, hemos añadido un dominio llamado resolución colaborativa de problemas. El mundo se está volviendo tan complejo que un profesional aislado ya no puede resolver un problema por sí mismo.

Q: Entonces llegamos a una zona gris donde tenemos que medir las cosas que no son fácilmente medibles. Pone a PISA en una posición de crear nuevas formas de evaluar …

Schleicher: Eso es exactamente lo que hemos hecho. Hemos creado una nueva métrica, una nueva medición que hemos incluido en nuestro último examen PISA.

Q: En 2013, la OCDE puso a prueba una evaluación social-emocional en Río de Janeiro con más de 24.000 estudiantes en los grados 5°, 10° y 12°. ¿Hay planes para incorporar esta prueba en PISA? Además, ¿cómo decidir qué habilidad se va a medir?

Schleicher: Hemos incorporado una primera serie de medidas en nuestro último examen PISA considerando elementos como resiliencia y motivación. Esto es muy importante y difícil de medir, pero se han añadido cada vez más estos tipos de dimensiones a la prueba PISA, ya que hacen que sea muy importante para mucha gente. Escribimos un libro sobre esto: “Habilidades Para el Progreso Social”. Éstas, deberían ser los aspectos más importantes del éxito de las personas. Es una discusión que se está desarrollando. Los países en los que se aplica la prueba PISA debaten sobre lo que es importante para ellos.

Q: Cada país y cada estado también administra los exámenes. ¿Qué debemos hacer para asegurarnos de que no estamos sobre evaluando a los estudiantes?

Schleicher: La prueba PISA y las pruebas locales son complementarias. Se puede buscar resultados en las aulas con múltiples lentes, pero hay que asegurarse de que hay coherencia entre estos diferentes instrumentos. La evaluación debe ser parte de la pedagogía en el aula, que forma parte del proceso de aprendizaje. La enseñanza, el aprendizaje y la evaluación de todos ellos deben considerarse como un todo.

Q: Un informe reciente de la OCDE no encontró "mejoras apreciables en el rendimiento de los estudiantes en lectura, matemáticas o ciencia en los países que habían invertido mucho en las TIC para la educación". ¿Cómo se siente acerca del uso de la tecnología en las aulas?

Schleicher: Tengo dos pensamientos acerca de esto. Por un lado, el potencial de la tecnología es muy significativo. Se nos permite utilizar una pedagogía innovadora, para aprender en colaboración, para conectar con otras personas, para conectar a los maestros. Por otra parte, la realidad es que la tecnología se utiliza muy poco. Los estudiantes se sientan en una clase, copian y pegan material de Google. Esto no les va a ayudar a aprender mejor.

La tecnología siempre puede mejorar una buena enseñanza, pero no puede sustituir a una mala enseñanza. Poner la tecnología por encima de la enseñanza tradicional no va a mejorar la enseñanza tradicional. En muchos países la tecnología está empeorando resultados, no mejorándolos. La respuesta es no adoptar la tecnología, sino reinventar la educación y la pedagogía para hacer que el aprendizaje sea más eficaz.

Q: Otro estudio sugirió: "En los Estados Unidos, la probabilidad de bajo rendimiento en matemáticas es mayor para los estudiantes que están en situación socioeconómica desfavorable y que han repetido un grado." ¿Estamos castigando o beneficiando a los estudiantes de bajos ingresos?

Schleicher: Estrechar la brecha socioeconómica es la promesa de la tecnología. Con ella se puede alcanzar una buena instrucción en el aula y se puede causar un impacto para un futuro mejor. La tecnología podría ser utilizada para la equidad en la educación, pero en la actualidad esto está funcionando al revés.

Profesores y estudiantes en las áreas más ricas obtienen a los mejores maestros y mejor tecnología. Los estudiantes en áreas remotas no tienen acceso a buenos maestros, ni a la tecnología. El potencial de la tecnología es idóneo precisamente para reducir la brecha social, pero creo que no hemos tenido un gran progreso en hacer realidad ese potencial.

Nota del Editor

Este artículo ha sido traducido del inglés por Verónica del Carmen Orendain de los Santos de EdSurge.

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