1. Invitar al grupo a ponerse de pie y formar un círculo, puede ser en el aula o en otro espacio como el patio de la escuela, con el propósito de que los estudiantes se presenten e identifiquen algunas de sus cualidades y su género. 2. Invitarles a decir su nombre, su género y alguna característica relacionada con su género; ejemplificar cómo se van a presentar: “Soy Luz y soy mujer porque… me gusta divertirme/me valoro”, “Soy Carlos y soy hombre porque… me gusta jugar/no lloro”. Solicitar algún voluntario para iniciar y pedir que continúe la persona de la izquierda hasta que todo el grupo se presente. 3. Recordar al grupo que tener un nombre y una identidad es uno de los derechos fundamentales de la niñez y que deben reafirmarlo continuamente. 4. Invitarles a usar siempre los nombres de sus compañeras y compañeros, y evitar los apodos o sobrenombres. Preguntar cómo se sienten cuando les ponen apodos y por qué se les pide evitar usarlos.

5. Formar equipos de 3-4 personas para que discutan y concluyan escribiendo en sus cuadernos acerca de: a) si las características de género que se mencionaron en la presentación, son exclusivas de mujeres u hombres, b) si alguna de las características se relacionan con los cambios físicos o emocionales que han experimentado recientemente. 6. Después de 5 minutos, los equipos comparten sus respuestas con el grupo. Fomentar que cuando los niños participen, se respeten los turnos y se escuche atentamente lo que cada uno opina; motivar a todos a expresarse libremente y con confianza. 7. Pedir voluntarios para escribir en el pizarrón los valores que van a guiar la convivencia en el aula y la escuela: respeto, igualdad, libertad, tolerancia, solidaridad. 8. Animar al grupo a expresar, en sesión plenaria, los compromisos que pueden hacer para que estos valores estén siempre presentes. 9. Trazar un cuadro comparativo en hoja de rotafolio o cartulina para registrar los compromisos mencionados por el grupo; en la columna izquierda anotar en la parte superior: “Yo me comprometo…”; en la derecha: “Yo me comprometo a no…”. 10. Solicitar la participación del grupo para completar el cuadro y pegarlo en un lugar visible para que pueda ser consultado.

11. Organizar al grupo en parejas para jugar a las esculturas y explicar que un estudiante será el escultor/a y el otro/a será el modelo; el escultor deberá mover los brazos, las piernas o la posición del cuerpo del modelo para formar una escultura que represente la adolescencia. Dar un par de minutos para que formen las primeras esculturas; pedir al grupo que las aprecien y luego que las parejas intercambien los roles para que formen nuevas esculturas. (Vínculo con Educación artística) 12. Para concluir, preguntar cómo se sintieron con el juego, si hubo buena comunicación, qué quisieron transmitir y la idea de adolescencia que prevalece en el grupo. 13. Comentar que el propósito del juego fue fomentar la comunicación y la cooperación, así como favorecer la toma de conciencia del cuerpo.