Publicado el 16 de Diciembre de 2015 a las 11:36a.m.

Qué ocurriría si no existiera la distancia.

 

Por primera vez en la historia de la humanidad, la educación se emplea conscientemente en preparar a los hombres para tipos de sociedad que todavía no existen. UNESCO

 

¿Por qué muchos docentes se resisten a utilizar las tecnologías de la información argumentando que los alumnos son nativos digitales y que les llevan ventaja, pensando que es poco lo que ellos les pueden enseñar al respecto?

Pensémoslo un poco: todos somos nativos automovilistas y analógicos, y aun así la mayoría no tenemos claro cómo funciona la transmisión que permite el cambio de velocidades y menos entendemos por qué nuestros televisores tradicionales ya están obsoletos. No somos expertos y, sin embargo, eso no nos impide ser conductores juiciosos ni tomar decisiones sobre ver o no a la señorita Laura. El término “nativo digital”, acuñado por Mark Prensky, parece haber resultado contraproducente: la tecnología nos da poder, pero nuestra resistencia al cambio nos limita al racionalizar el concepto por considerar que nosotros no somos nativos digitales.

Nadie nace sabiendo, ni de automóviles ni de televisiones analógicas o digitales, ni de computadoras; pero sobradamente tenemos la capacidad para adquirir conocimientos y habilidades sobre tecnologías de la información y sobre lo que debemos hacer para acompañar a nuestros alumnos en la adquisición de los rasgos del perfil de egreso de educación básica. No se nos pide ser expertos, aunque sí saber diseñar experiencias de aprendizaje para crear oportunidades que permitan a nuestros alumnos el adquirir competencias para la vida, ya sea en tecnología, en biología o en educación física.

Las asignaturas de tecnología, en educación básica, se encuentran insertadas en el campo formativo “Exploración y comprensión del mundo natural y social”, donde se expresa claramente que este campo “constituye la base de formación del pensamiento crítico” (Acuerdo 592, VI.3, p. 42)

Específicamente, con relación a la asignatura de Tecnología en secundaria, nos señala que se orienta al estudio de la técnica y sus procesos de cambio y que se debe integrar el saber teórico-conceptual con el técnico-instrumental para el desarrollo de procesos técnicos, así como “saber tomar decisiones de manera responsable en el uso y la creación de productos y procesos técnicos” (Acuerdo 592, VI.3.6, p. 44).

A nuestros alumnos les interesa “usar” más que “saber” y nosotros deseamos que tengan claro el saber para que el usar sea consecuencia de un juicio crítico e informado. En la asignatura de Tecnología, el docente debe acompañar a sus alumnos en el desarrollo de habilidades de pensamiento y capacidades para tomar decisiones y, desde luego, también debe disponer de los recursos digitales, y sabemos lo complejo que está resultando el contar con aulas para que los estudiantes interactúen con las TIC directamente. Es difícil avanzar con recursos escasos para proyectos de investigación, presentaciones en el aula o promoción del aprendizaje colaborativo, utilizando correos electrónicos, blogs, redes sociales o foros. Pero no olvidemos que lo fundamental es propiciar el juicio crítico informado, la creatividad, el trabajo colaborativo y la toma de decisiones, y ahí es donde está el verdadero valor del maestro que, haciendo a un lado ideas preconcebidas, de manera creativa, busca opciones para alcanzar estos objetivos.

Muchos de nuestros estudiantes ya cuentan con teléfono celular inteligente (smartphone), ¿qué podemos hacer con ellos? ¿Podemos plantearles a nuestros estudiantes desafíos intelectuales para obligarlos a movilizar saberes?, ¿consultar dudas ortográficas o sintácticas?, ¿buscar información relevante, discriminar, jerarquizar?, ¿interactuar con ellos mediante una cuenta colectiva en WhatsApp?, ¿buscar información relevante en tiempo real en Twitter?

Ilustrativo es lo que indica el Acuerdo 593 con relación a los conceptos básicos de la asignatura de tecnología: “es necesario que los alumnos desarrollen un juicio moral a través de la interacción con sus pares y a partir de la confrontación de opiniones y perspectivas”; y agrega: “esta estrategia didáctica consiste en plantear a los alumnos, por medio de narraciones breves, situaciones que presenten un conflicto moral en el que es difícil elegir una alternativa óptima” (VI, p. 120).

¿Ejemplo? Pídales a sus alumnos que investiguen quién fue José María Luis Mora y después que hagan un ensayo con relación a la importancia de conservar las evidencias de lo que ha ido conformando nuestra identidad nacional con base en la nota: “México recupera Códice Chimalpahin, documento fundacional de la nación”. Posteriormente, pregúnteles lo que ellos hubieran hecho con relación al Códice Chimalpahin de haber estado en la posición de José María Luis Mora. Sí, a la vez que vemos la asignatura de Tecnología podemos aprender de Formación Cívica y Ética, o Historia, con recursos digitales.

Mafalda

 

Mafalda, a principios de los setenta, anticipaba lo que considero como la mejor definición de internet al imaginarse lo que ocurriría si no existiera la distancia. Con las TIC no existe la distancia, todo está aquí, las personas están ahora realmente cerca en el espacio virtual. La tecnología nos permite importar y exportar ideas de y hasta cualquier parte del mundo. “Estudio de la técnica y sus procesos de cambio”, nos dice el Acuerdo 592, esto es, enseñar con tecnología y educar para la tecnología será fundamental para la inserción social y laboral de nuestros alumnos, y ello hace necesario la utilización juiciosa de la información, la toma de decisiones informadas y la apertura al cambio (nuestra y de nuestros alumnos).¶

 

Sergio Román Morales es profesor, asesor pedagógico y conferencista. Ingeniero químico (UNAM). Director de empresas (IPADE). Ex director general de la Facultad de Administración y Ciencias Sociales de la Unitec. Autor de libros y artículos sobre educación básica y gestión educativa. Ha escrito para Red Magisterial: Profesor Attonitus". 

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